martes, 22 de febrero de 2011

Invierno

El invierno va pasando en la costa este. Varios días soleados y sin temperaturas heladoras sugerían una primavera incipiente, pero en el fondo todo era un puro espejismo. Tras la navidad, y desde un poco antes, a la huida de los turistas se ha sumado la huida de aquellos jubilados que pueden permitirse tener una casa en Florida para pasar el invierno. El cabo esta mas solitario que nunca, y los días de viento, nieve y frío intenso se suceden. El pueblo está sumido en un letargo invernal del que, pensaba que ya estábamos saliendo. Hoy ha vuelto a nevar.

Los que nos quedamos aquí, a igual que los árboles, hacemos lo que podemos. Afortunados nos llaman el resto de habitantes de Nueva Inglaterra, y todo porque aquí no nieva tanto y hay mas días soleados. Pero para mí no es suficiente. Entre finales de Enero y principios de Febrero tuvimos dos o tres semanas, los días ya se mezclan en mi memoria, en los que la mullida nieve se convirtió en hielo y andar por la calle se convertía en un ejercicio de patinaje artístico. Los nativos de estos climas lo han disfrutado, y aprovechaban que las lagunas y lagos estaban helados para jugar al hockey o patinar un rato antes de ir a trabajar. El resto de los mortales mirábamos al cielo esperando que dejase de nevar o de llover y helar. En particular he bajado mi record de temperatura a la baja fuera de montaña (y creo que incluyéndola también), un día fui a trabajar a -17ºC. Cuando el hielo empezó a soltar su tenaza y el viento dio una tregua, la gente salió de sus casas como las setas con lluvias otoñales para disfrutar y dar un tranquilo paseo por el carril bici que por unas horas se transformó en la Gran Vía.

La monotonía se combate con algunos eventos sociales. Se hacen fiestas, cenas, juegos (en mi centro de trabajo hay una competición de bolos con la wii) pero tanta actividad indoors empieza a cansar. Organizamos cenas en casa de amigos para enseñarnos a cocinar recetas nuevas, lo cual es un poco complicado si quieres enseñar cocina española a una vegetariana, una alérgica a las patatas y una hindú que no come ternera, todas juntas. A pesar de que Boston este a mas de una hora en coche, casi dos en realidad, el aburrimiento nos ha empujado a escaparnos allí de vez en cuando para ir a bailar salsa y calentar un poco la sangre congelada por el viento oceánico.

Podéis haceros alguna idea de lo que es con estas fotos.

Y al final he tenido que ceder y me he hecho con un coche, americano y de estilo americano, automático, largo, enorme y de diseño interior horroroso. Y ahora toca adaptarse a las normas de aquí, como por ejemplo que se puede girar a la derecha con el semáforo en rojo a no ser que indique lo contrario. Algo que me parece fatal de aquí es que las normas no son exactamente iguales para todos los estados. Deberían ponerse de acuerdo digo yo. Al menos, tendré mas libertad y podré conocer mas lugares y quién sabe, lo mismo hasta vuelvo a volar este año.

No hay comentarios:

Publicar un comentario